Consejos para empezar bien el día.

Muchas veces al despertar, normalmente por falta de tiempo y querer apurar unos minutos más en la cama, damos un salto para casi precipitarnos a la tarea diaria sin ni siquiera abrir los ojos.

Pues tengo que deciros que los minutos que transcurren desde el despertar hasta el inicio de las actividades más cotidianas son importante para luego tener más energía, vitalidad y buen humor.

Estas ideas os van a ayudar y son tan sencillas que no os van a suponer tiempo extra que «perdemos». Pensad que no lo perdemos, si no que invertimos en que el resto del día nos cunda más y todo sea más positivo.

Antes de salir de la cama, es una buena medida beber un vaso de agua. Esto pone en funcionamiento los mecanismos depurativos tras el descanso nocturno.

Luego conviene recostarse sobre el lado derecho, donde se encuentra el hígado, y permanecer en esa posición unos minutos para estimular la actividad de este órgano.

Tendidos sobre la espalda, podemos provocarnos un reflejo de bostezo. Estirarse y bostezar varias veces es un buen ejercicio matutino para despertar los pulmones.

Podemos analizar cómo nos sentimos antes de incorporarnos. Es posible que el sueño haya sido completamente reparador, pero también es posible lo contrario y puede deberse a que la cena no fue adecuada, nos acostamos demasiado nerviosos, etc. cosas que se puede solventar otro día.

La manera de incorporarse es ponerse de lado, flexionar las rodillas y sentarse de forma natural con ayuda de las manos. Esto evita sobrecargas en la espalda.

Una buena ducha ejerce un masaje sobre los millares de terminaciones nerviosas que existen en nuestra piel. Que produzca un efecto calmante o estimulante depende de la temperatura del agua. Para obtener el tono vital necesario antes de la jornada laboral, conviene que sea más bien tibia, alrededor de 30º, sobre todo en su fase final. Si se prefiere el agua caliente, se puede finalizar con agua con la temperatura lo suficientemente baja para notar el cambio, tirando a fresca, por lo menos en piernas y pies. Esto favorece la buena circulación, impide la hinchazón de los tobillos y descongestiona los órganos.

Ejercicios respiratorios. Podemos sentarnos en el borde de la cama, sonarnos para limpiar las fosas nasales, abrir la ventana si no hace demasiado frío, inspiramos profundamente por la nariz y espiramos con la boca abierta diciendo «aaaa», como si fuese una especie de suspiro. Después volvemos a inspirar por la nariz, imaginando que llevamos oxígeno y buena energía a la parte baja de nuestro abdomen primero y luego a nuestros pulmones, y soltamos el aire por la boca, sintiendo que nos vaciamos para volver a repetirlo unas 5 veces.

También es ideal, ahora que llega el frío, tomarnos una ampolla de jalea real, dejándonosla en la boca, debajo de la lengua 1 minuto, unos minutos antes de desayunar. Por ejemplo, antes de ducharnos.

Y a mí me parece de lo más favorecedor desde hace años, empezar el desayuno tomando una pieza de fruta, preferiblemente ácida, que también estimula el hígado y con ello la depuración de la sangre, las buenas digestiones y la acción de termorregulación de nuestro organismo.

Con todo esto quiero decir ¡Buenos días!

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