Propiedades de la granada.

Hace poco me dieron la idea de que podía exprimir una granada como si fuera una naranja en el exprimidor y ayer por fin lo probé.

No sale mucho zumo pero el resultado es bueno y mezclado con limón tenemos una mezcla original llena de vitamina C y antioxidantes.

Su temporada es de octubre a finales de febrero, regalos que nos hace la naturaleza para potenciar nuestras defensas.

Propiedades

Nutritivamente hablando es muy rica en vitaminas A, B1, B2, B3, B9, C y E. De hecho se afirma que un vaso de zumo de granada aporta el 100% de la dosis diaria recomendada de ácido fólico (B9) y la mitad de la de vitaminas A, C y E.

También es fuente de fósforo, cloro, manganeso, silicio y zinc así como de calcio y magnesio (guardando estos dos minerales un excelente equilibrio), cobre y hierro (la presencia del primero ayuda a una mejor asimilación del segundo).

Sin embargo, el mineral más abundante y apreciado de la granada es el potasio, necesario para la transmisión y generación del impulso nervioso y para la actividad muscular además de intervenir en el mantenimiento del necesario equilibrio de la trascendental bomba sodio-potasio.

La granada es además muy rica en fibra y de bajo valor calórico debido a su escaso contenido en hidratos de carbono.

Contiene asimismo ácido cítrico (desinfectante, alcalinizador de la orina y potenciador de la acción de la vitamina C), ácido málico, flavonoides (pigmentos de acción antioxidante) y taninos (sustancias extraordinariamente antioxidantes y con propiedades astringentes y antiinflamatorias de las mucosas del tracto digestivo).

Eso sí, para que tales propiedades se mantengan intactas y su consumo nos aporte tan interesantes sustancias es necesario seguir una serie de recomendaciones. La primera, elegir piezas que no presenten cortes ni magulladuras. Es importante que la piel esté dura, tersa y tenga un color vivo. Sepa además que las granadas se mantienen en buenas condiciones no ya días sino incluso semanas a temperatura ambiente aunque es preferible guardarlas en el frigorífico.

Los efectos salutíferos de la granada son conocidos desde tiempos remotos. Los sanadores han utilizado prácticamente todas las partes de la planta (cáscara, semillas, hojas, raíces, flores y brotes) para curar desde conjuntivitis a hemorroides pasando por faringitis y gingivitis.

Por ejemplo, la decocción de corteza, raíces y hojas, o de la cáscara (30 g, 10 minutos hirviendo), sirve para eliminar los parásitos intestinales gracias a la acción del alcaloide peletierina. Este principio activo también está presente en las membranas interiores blanquecinas que separan los granos y, si se aísla en el laboratorio y se toma, tiene un efecto tóxico potente que produce temblores y parálisis. Sin embargo, tal como se encuentra naturalmente en la fruta, acompañado de taninos y otras sustancias, no causa ningún problema al organismo humano (sí al de los gusanos). La decocción sólo se desaconseja en mujeres embarazadas y bebés lactantes.

La composición nutricional de la granada la hace recomendable para combatir la sequedad de las mucosas, las pieles agrietadas y las inflamaciones de boca y riñones.

Su riqueza en manganeso puede justificar la fama de fruta afrodisíaca pues vitaliza el sistema nervioso y las hormonas sexuales.

Cómo aprovecharla

En nuestra gastronomía no se dan muchas recetas saladas con frutas. En concreto, al hablar de la granada, sólo se la suele encontrar en la ensalada con escarola. Lo más normal es que se consuma como una fruta, de forma aislada, o como mucho adornando algún postre o helado. Y así, sin duda, resulta deliciosa y única, pero nuestro pasado andalusí nos legó otros modos de disfrutarla, y la cocina creativa actual también encuentra nuevas recetas para su degustación.

Sus granos, además de decorativos, regalan una textura crujiente y, en función de su madurez, un sabor agrio y dulce al mismo tiempo, distinto de cualquier otro. Se pueden añadir a ensaladas. También a masas para rellenar pimientos, berenjenas o empanadillas, a cuscús, a crepes salados o dulces, y salteados de verduras rápidos, de estilo oriental. Y en cuanto a los dulces, acompañan a los mueslis, algunas tartas y cualquier macedonia.

Con sus granos también pueden componerse sencillos postres de resultados sugestivos, combinándolos con quesos variados, yogur, natillas, helados y sorbetes, con frutos secos o con otras frutas afines como los dátiles o los higos.

En general, la granada es patrimonio de las cocinas de Oriente Medio y Asia Central, donde elaboran con ella salsas para carnes o platos como el fesenjan, a base de frutos secos fritos, cebolla y carne de pollo. En todo Oriente Medio es popular el muhamara, una deliciosa salsa elaborada con pimientos morrones, nueces y granada.

En la India los granos de granada se desecan para utilizarlas como condimento en muchos curries.

El zumo del que os hablaba antes, en el pasado, era muy normal utilizarlo en la cocina. Se empleaba como elemento ácido para cocinar sopas, guisos, marinadas o adobos, y en sorbetes y bebidas refrescantes.

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