¿Cuánta sal comemos?

Nos centramos en tener un aporte adecuado de minerales, porque nuestra alimentación no es la correcta o la necesidad es mayor. Pero en el caso del sodio, el consumo de este mineral suele ser excesivo ya que se encuentra en la sal y es un alimento muy extendido.

Antiguamente la sal era un producto muy codiciado por pueblos alejados de la mar y llego a ser un valor de cambio e incluso se llego a pagar con sal (de ahí proviene la palabra salario). La sal no solo potencia el sabor de las comidas si no que se utiliza como conservante, ya que reduce el contenido de agua atrayéndolo químicamente, y  evita la proliferación bacteriana.

El exceso de Sodio que nosotros consumimos procede de la sal “escondida” que llegan muchos alimentos procesados (salsas, conservas, snacks, queso…), más que de la sal que nosotros añadimos cuando cocinamos.

Tenemos que saber que los propios alimentos ya aportan sodio sin necesidad de tener que añadir sal “extra”, aunque en casos de excesiva sudoración, diarreas, ejercicios intensos, etc.  si sería interesante un aporte extra.

Un adulto necesita alrededor de un gramo y medio al día, pero actualmente con la dieta que llevamos podemos llegar hasta 8-10 gramos de sal diarios, esto es una cifra no saludable.

La sal no es perjudicial, si no el exceso, como todo en esta vida.

Consecuencias de un exceso de Sodio en nuestra alimentación

  • Hipertensión arterial, debida sobre todo al endurecimiento de arterias y la retención de líquidos que va asociada esta ingesta excesiva de sal.
  • Alteraciones cardiocirculatorias, ya que un exceso de sal produce endurecimiento de las arterias y empeoramiento de la circulación de todo el organismo.
  • Pérdida de calcio, pues un consumo excesivo de sal aumenta la eliminación de calcio en orina, este calcio proviene de huesos, dientes, etc.
  • Alteraciones digestivas, un consumo excesivo de alimentos muy ricos en sodio producen gastritis, úlceras en el estómago, etc.

Por ello es importante reducir el consumo de sal en caso de que se esté ingiriendo un exceso y enseñar a los niños desde pequeños a consumir pocos alimentos salados. Pues la sal produce habituación, es decir, cada vez necesitamos más para percibir el mismo sabor.

Desde el punto de vista dietético la sal marina es preferible a la sal común (sal refinada e incluida aditivos alimentarios para que no se apelmace) ya que aunque predomina el cloruro sódico también contienen otros minerales como magnesio, potasio, calcio, yodo… que son muy interesantes para nuestro organismo.

Como sustitutivo se puede utilizar el cloruro potásico que su sabor es menos salado y aporta menos exceso de sodio o mezclar la sal marina con plantas aromáticas para dar un buen sabor a los platos.

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