Usos terapéuticos y cosméticos de las rosas.

La rosa no es sólo el nombre de la flor más apreciada, si no también la que mejor expresa la idea de paz, belleza y armonía.

Las rosas cultivadas se cree que proceden del norte de Persia y que de allí se extendieron, a través de Mesopotamia, a Palestina, Turquía y Grecia.

Son muchos los cruces entre ellas y muy diversas las variedades intermedias que la jardinería ha experimentado para obtener rosas más bellas, pero todos los rosales proceden de especies silvestres, de flores delicadas, que son mucho más pequeñas.

El más conocido y utilizado en fitoterapia es el rosal silvestre (Rosa canina) o la especie afín de oriente (Rosa laevigata), cuyos frutos, llamados escaramujos, son una fuente excepcional de vitamina C y se utilizan como tónico energético y como remedio tradicional para atajar las diarreas. Y por supuesto no debemos olvidarnos de la rosa mosqueta (Rosa rubiginosa)  estupenda para el cuidado de nuestra piel.

Aplicaciones

Desde la antigüedad se han obtenido de las rosas esencias y aceites perfumados, así como extractos y pomadas. Por estilación se elabora el agua de rosas, un tónico excelente para la piel.

Sin embargo, hoy en día, se habla poco de sus virtudes medicinales, aunque también son conocidas desde la antigüedad.

Entre las variedades que tienen aplicaciones terapéuticas destacan la rosa de Alejandría (Rosa damascena) y el rosal romano (Rosa centifolia), que están indicadas para nutrir, hidratar y proteger la piel, contra el acné, las manchas cutáneas, los pruritos y la irritación. Su esencia tiene un efecto calmante y actúa como regulador menstrual.

El rosal castellano (Rosa gallica) es sedante, antiséptico, antibacteriano, astringente, antidiarreico y cicatrizante. Se utiliza para aliviar inflamaciones bucales y oculares, heridas cutáneas y urticarias, así como para cortar diarreas y hemorragias. La esencia es calmante y antidepresiva.

El rosal silvestre (Rosa canina) se utiliza para prevenir la gripe, combatir la astenia y la debilidad muscular y tratar las diarreas estacionales, las hemorragias, las varices y las hemorroides. También es útil contra las conjuntivitis, las inflamaciones bucales y la faringitis.

Vahos purificantes

Ya hemos hablado de los usos de los vahos y sus beneficios, podéis leer más sobre este tema pinchando aquí.

Los pétalos de las rosas de Alejandría y el rosal romano abren los poros de la piel y facilitan la eliminación de granos y otras impurezas cutáneas. Además, tienen un suave efecto antiséptico, por lo que resultan muy útiles para combatir el acné.

Preparación y uso

  1. Se hierven 30 g de capullos florales de rosa  por medio litro de agua hasta que el agua quede reducida a la mitad.
  2. Se añaden entonces 100 ml de alcohol de 96º o colonia.
  3. Antes de añadir el alcohol, podemos hacer unos vahos unos 15 ó 20 minutos, recogiendo el vapor de esta cocción, cubriéndonos la cabeza con una toalla.
  4. Una vez añadido el alcohol se deja que repose 10 minutos, se vierte en un frasco traslúcido y ya se puede aplicar sobre la piel con un suave masaje.

Enjuague bucal

El rosal castellano se recomienda para rebajar la inflamación de la mucosa bucal y reducir el dolor de muelas.

Preparación y uso

Se prepara una infusión con pétalos de rosa y cola de caballo a partes iguales, a razón de una cucharada sopera rasa de la mezcla por vaso de agua. Esta mezcla se debe infundir 2 minutos. Con ella se realiza un enjuague completo 2 veces al día.

También se puede hacer el enjuague con tintura de rosas, de la que bastarán de 10 a 20 gotas disueltas en agua.

Masaje anti-estrés

El aceite esencial de rosa de Alejandría es útil para reducir el estrés, el cansancio y combatir el insomnio, así como en digestiones pesadas o lentas.

Preparación y uso

Se vierten 2 ml de aceite esencial de rosas en 20 ml de aceite de germen de trigo y se agita bien la mezcla.

Este aceite se aplica mediante un suave masaje en la frente, las sienes, la nuca y los hombros.

Una alternativa, para quien disponga de tiempo, consiste en añadir al agua templada del baño, una infusión de 150 gr. de pétalos de rosa por 3 litros de agua.

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